Home Argumento Ontológico ¿Qué es el argumento ontológico? Definición y fundamentos filosóficos

¿Qué es el argumento ontológico? Definición y fundamentos filosóficos

by Percival Cuevas
Ilustración de una persona ascendiendo por una escalera luminosa, evocando la idea abstracta del “argumento ontológico” en la búsqueda del entendimiento divino.

Introducción: La búsqueda racional de lo trascendente

A lo largo de la historia, la humanidad ha intentado comprender si existe una realidad superior, ya sea a la que llamamos Dios u otro principio trascendente. En ese afán, se han propuesto diversas rutas filosóficas y teológicas. Entre estas, el argumento ontológico ocupa un lugar singular por su aspiración: probar la existencia de Dios a partir de la razón pura, sin recurrir a la experiencia sensorial.

Esta aproximación es diferente a otros tipos de argumentos, como el cosmológico o el teleológico, que parten de la observación del universo. El argumento ontológico se interna en el terreno de las ideas, desafiándonos a descubrir si la sola concepción de un ser perfecto implica su existencia real.


¿Qué es el argumento ontológico? Definición general

¿Qué es el argumento ontológico? El argumento ontológico es un razonamiento filosófico que pretende demostrar la existencia de Dios utilizando únicamente el concepto o la idea de un Ser Supremo. A diferencia de otros argumentos que observan el mundo exterior para inferir la presencia de un Creador, el argumento ontológico parte del entendimiento mismo del término “Dios”.

Esta forma de razonamiento se denomina “ontológico” porque se centra en el “ser” (ontos, en griego). Su premisa básica es que, si podemos concebir un ser que posea todas las cualidades posibles en su máxima perfección, esa concepción no puede ser meramente mental: dicho ser debe existir en la realidad.


Origen histórico: San Anselmo y el argumento ontológico

El argumento ontológico sobre la existencia de Dios fue formulado por primera vez en el siglo XI por San Anselmo de Canterbury. En su obra “Proslogion”, Anselmo presenta la famosa idea de que Dios es “aquello mayor que lo cual nada puede pensarse”. Es decir, la definición de Dios es la de un ser máximo y perfecto, cuya grandeza no puede ser superada.

San Anselmo sostenía que esta idea no podía quedarse en el plano conceptual. Para ser el ser más grande concebible, Dios no podía faltar en la realidad, pues existir únicamente en la mente significaría que podríamos pensar en algo más grande: un ser que exista tanto en la mente como en la realidad. Así, la sola idea de Dios nos obliga a reconocer su existencia real, según Anselmo.


El argumento ontológico sobre la existencia de Dios: Estructura básica

Los argumentos ontológicos de la existencia de Dios suelen tener una estructura lógica. Simplificando, podría expresarse así:

  1. Definimos a Dios como el ser más grande o perfecto que puede ser pensado.
  2. Es mayor existir en la realidad que solo en la mente.
  3. Si Dios existiera solo en la mente, podríamos concebir uno mayor que exista también en la realidad.
  4. Por lo tanto, para no caer en contradicción, Dios debe existir en la realidad.

Este razonamiento intenta mostrar que la misma definición de Dios conlleva su existencia. A diferencia de otros argumentos, aquí no se parte de datos empíricos, sino de un análisis de la propia idea de Dios.


Argumentos ontológicos y su influencia en la filosofía

El argumento ontológico no se limita a San Anselmo. A lo largo de los siglos, otros filósofos, como René Descartes o Gottfried Leibniz, también presentaron versiones de este tipo de razonamientos. Incluso en tiempos más recientes, lógicos y matemáticos como Kurt Gödel se interesaron por formalizarlo.

La importancia de estos argumentos ontológicos radica en que impulsaron un intenso debate filosófico. Preguntarse qué es el argumento ontológico lleva a cuestionar no solo la existencia de Dios, sino también la relación entre las ideas, la realidad y los límites del pensamiento humano. La propuesta ontológica marcó la historia del pensamiento al intentar anclar la fe en la razón más pura.


Críticas y debates en torno al argumento ontológico

Como era de esperarse, el argumento ontológico ha recibido múltiples críticas. Filósofos como Immanuel Kant señalaron que el salto de la idea a la existencia no está justificado: decir que algo existe no es una cualidad más que podamos agregar a su definición. Para Kant, la existencia no puede derivarse de la sola concepción mental.

Otros escépticos argumentan que el argumento ontológico podría aplicarse a cualquier cosa que podamos imaginar con perfección, pero que eso no la haría real. Por ejemplo, imaginar un ser perfecto no garantiza su existencia, solo muestra que la mente humana puede concebirlo.

Estas críticas y réplicas han mantenido el debate vivo, lo que demuestra el poder intelectual de este argumento. Lejos de ser una verdad evidente, el argumento ontológico es un desafío que invita a reflexionar sobre las fronteras entre el pensamiento y el ser.


Reflexión final: La utilidad del argumento ontológico en el diálogo intelectual

El argumento ontológico no es un consenso indiscutible. Algunas personas lo consideran una prueba sólida de la existencia de Dios, mientras que otras lo ven como un juego lógico sin relevancia en el mundo real. Sin embargo, su valor no se agota en la conclusión a la que se llegue, sino en la profundidad de la reflexión que provoca.

Conocer qué es el argumento ontológico y sus múltiples interpretaciones permite entender mejor cómo los seres humanos hemos intentado acercarnos a la idea de lo divino. Este argumento ejemplifica la lucha entre fe y razón, entre lo ideal y lo real, y nos empuja a cuestionar la naturaleza misma del pensamiento.

En última instancia, el argumento ontológico sobre la existencia de Dios no busca forzar una creencia, sino aportar un camino intelectual para explorar las dimensiones más altas del entendimiento humano. La decisión de aceptarlo o rechazarlo queda, como tantas otras cuestiones filosóficas y espirituales, en manos de cada individuo.

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